Ya [casi] nadie escapa de la competencia mundial, ni puede obviar el rápido avance de la tecnología. Las empresas deben buscar, establecer y revisar nuevas formas de colaboración con otras empresas, para optimizar los procesos de producción y mantener el margen de beneficio.

Una forma de colaboración empresarial es el outsourcing tecnológico, consistente en la subcontratación de una función o tarea a una empresa externa y especializada, con el fin de disminuir costes asociados, liberar recursos propios y poder ofrecer directa o indirectamente productos o servicios de más calidad.

Mediante el outsourcing tecnológico, cualquier actividad [función, tarea] relacionada con la tecnología que pueda digitalizarse (centro de atención de llamadas, desarrollo de aplicaciones,…) es susceptible de ser subcontratada en cualquier punto del planeta con el proveedor más barato, más rápido o más eficiente.

La externalización de funciones o tareas ya viene efectuándose por las empresas de forma habitual para servicios de gestoría, limpieza, seguridad o mantenimiento. Ahora, se trata de hacer lo propio con las actividades relacionadas con la tecnología.

Las empresas deben destinar sus recursos a la esencia de su negocio, centrando sus esfuerzos en aquellas actividades en las que son más competitivas, para dejar en manos de terceros aquellas otras que no le son propias pero, que sin embargo, deben llevar a cabo necesariamente al ser accesorias o complementarias a su negocio.

Pero el outsourcing tecnológico no se basa simplemente en subcontratar para abaratar costes, sino que requiere de una planificación estratégica. De un análisis previo y revisión continua de aquellas actividades cuya externalización es conveniente para mantener el margen de la empresa; De seleccionar el proveedor más adecuado; De formalizar la relación mediante contrato de outsourcing que detalle los términos y condiciones de la prestación de los servicios; Y, sobre todo, de realizar seguimiento de la prestación de estos.

La subcontratación de tareas o funciones a un proveedor externo no significa poder olvidarse de las actividades externalizadas, sino que debe mantenerse un control continuo de la prestación de servicios para poder ajustar el outsourcing a las necesidades que la empresa tenga en cada momento. Unas necesidades en constante cambio, como nuestro entorno.