Algo tan sencillo, que nace con el primer lloro del bebé recién nacido. Cuando sacamos la cabeza por el útero materno, ya nos comunicamos con las personas del entorno, les decimos… atentos…¡ya estoy aquí!. 

Para que nos escuchen y nos arropen. La pena es que de mayores los hombres no actuamos como niños, si hablásemos más entre nosotros, si hubiese más comunicación se viviría en un mundo más feliz.

¡Que inteligentes son los bebes!, que nada más sacar la cabeza ya buscan la comunicación.  ¡Que idiotas somos los hombres que nos olvidamos de ser niños!

ANTONI OSIÀS SERRA