Para sobrevivir haya que ser rápido, para atrapar lo mejor para nosotros, cuando surge la oportunidad haya que emplear la biología con que nos ha dotado la naturaleza y saber como hacerlo. Los síntomas en nuestra economía ý las enfermedades en la salud, como el binomio clave de la vida, hay que esperar que nos hagan malas pasadas, si aceptamos esta posibilidad ya tenemos mucho ganado. Para que ocurra un cambio tiene que existir una situación y nada ocurre partiendo de la nada, nuestro inconsciente es inteligente y lo sabe, él nos puede advertir si lo entrenamos a que nos alerte de los que puede suceder, si además empleamos el conocimiento en conocernos mejor nosotros, si aprendemos a observar esas señales psicomáticas que emergen por alteraciones de nuestro entorno y si logramos analizar las causas provocan efectos disfuncionales,…

podremos extraer positivas experiencias que nos ayuden a platear situaciones de vida lo más en consonancia posible a las que podemos aspirar o nos ponemos como meta.

Pero todo esto no es fácil, nuestros sentidos son capaces de captar sensaciones e incluso emociones que no siempre son suficientes para detectar cosas que nos pueden acarrear perjuicios inesperados, donde fortuna también juega su papel aleatorio. Sensaciones, emociones, fortuna difíciles de controlar aunque si observar. No todo lo debemos abandonar “a los que suceda”, se debe de analizar la causa efectos en nuestra vidas individuales, de grupo o de especie. Las neurociencias están estudiando el comportamiento de qué ocurre y en el cerebro de las personas ante actos decisorios posteriores a una intervención emocional, sobre todo en las situaciones a uno le afecta su economía o la salud, en este post hay referencia de ello: Qué ocurre un instante antes de tomar una decisión neuropolítica para bien o para mal. Para poder decidir correctamente hay que emplear el inconsciente biológico en toda su magnitud y posibilidades. Aquellos que obrando mal y pueden mantener una actitud de pasividad es porque sus intereses están cumplidos y no son los mismos ni coinciden con los de la sociedad a la que pertenecen y que con seguridad explotan en su favor individual.

La neuropolítica y la neuroeconomía cada vez más permiten analizar el estado de las cosas y como afectan el cerebro de las personas, con ello se pueden establecer nuevas condiciones que favorezcan la emisión de emociones a la mente de los individuos y con ellos conducirlos a los intereses de los que generen estos hooks al sistema límbico del cerebro que pueden ser de muchos tipos y adecuados para cada perfil fisiognómico y sensorial. La sutileza de los intereses políticos de los que a toda costa quieren ostentar el poder como su medio de vida, hoy tiene estos instrumentos para captar votos, logar intervenciones financieras y como ha sido un ejemplo de caos el inundar con emociones favorables a la economía consumista y de endeudamiento para toda la vida generacional con los prestamos hipotecarios de por vida, por poner un ejemplo.

La economía y la intoxicación política nubla o ciega la individuo ante el hecho de que la salud es imprescindible para vivir. Muchas ocasiones se le da más importancia a las circunstancias materiales perecederas de nuestro entorno que a las vitales, fundamentales y las únicas determinantes necesarias para vivir. Cuando ello ocurre enfermamos biológicamente y aparecen los síntomas de alteraciones orgánicas, funcionales o sentimentales. La neuropolitica en manos de quienes no tengan codicia de poder puede ser un antes y un después para la especie humana en su rol social.