X_Cavalls (7) La administración está solo preocupada en “donde gastar” y no tanto en “como gastarlo”, dicen Luís Recoder y Jordi Joly; lo justifican sobradamente con ejemplos en la actuación de los políticos en situaciones que han analizado y proponen soluciones. Nuevo estilo en la gestión pública y la necesidad de reinventase para tener el nivel que los tiempos exigen. Este post son anotaciones sobre su libro “la política que ve”. La difusión de parte del menú de sugerencias que debe implicar a todo político que tenga el espíritu de no querer defraudar a sus electores/as. Las sugerencias están exentas de cualquier marchamo de partido político (cosa de agradecer), aplicables en los 360º en la administración y equipos de gobiernos municipales, sobre todo, para buscar la excelencia en obligada gobernanza que de ahora en adelante necesitan ejercer los países que tienen que reinventarse para sobrevivir, como es nuestro caso, (entiendo yo). No se puede permanecer en un “estado de provisionalidad” permanente. Hay que volver a estudiar y aprender cómo hacerlo, …

y ello afecta a todos los que pensemos el el país que se encontrarán en las futuras generaciones, si no reaccionamos ya para generar un profundo cambio en la sociedad política y pública.

Los autores alertan con siete puntos que he seleccionado que más rozan con la realidad (añado comentarios personales): 

  1. La administración, aún no es consciente de que el mundo ha cambiado. Por ello aún quienes más mandan consienten la incompetencia en miles de puestos de responsabilidad, sean públicos o políticos. En el sector público no hay mecanismos de auto-corrección. Si hay una legislación con sus reglamentos y normas que deben de exigirse su cumplimiento por parte de quienes tienen conciencia en la administración publica y respetan los derechos a ser bien administrados de los ciudadanos.
  2. La administración en la “gran empresa de España” genera la mitad del PIB. Su sistema de gestión es menos rígido que cualquiera de una de las PYME.
  3. Para un cambio todo acaba girando en reinventar o ajustar a lo racional: cultura, ética, valores, responsabilidades personales y responsabilidad colectiva.
  4. La tendencia al concepto de gobernanza, donde los valores compartidos, donde existe la aceptación del otro, donde se han de justificar las diferencias y donde la imposición ya no tiene valor por si misma. …evitar caer presos del miedo y para combatirlo un buen remedio son los conceptos y los valora. Cuales tenemos y cómo hay que reajustarlos para alinear energía que requiere el cambiar la sociedad política para tener asumida la idea de “bien común”… ver con claridad, pensar con racionalidad y actuar con desinterés y benevolencia. Humildad, armonía y acto, las tres condiciones que las personas deben emplear para poder tener éxito en una operación de transformación como TALENTE y como TALENTO disponer de conocimientos, actuar con compromiso y trabajar con planes de acción como muy bien aconsejan Luís Recoder y Jordi Joly.
  5. Parase a pensar sin apasionamiento: Quienes somos, que queremos y cómo lograrlo. En el caso de un municipio: una estrategia y un proyecto de ciudad, territorio y país, requiere entender el entorno, y sobre todo (lo dicho) saber muy bien quién somos y cómo somos, pide una visión clara para definir objetivos y sobre todo priorizar, para atender lo relevante… y con ello obtener VALOR PÚBLICO.
  6. Repensar la función de los partidos políticos… su lógica política y la lógica de la gestión. … Un conjunto de nuevos valores deberán corregir comportamientos y actitudes anteriores. Los políticos de siempre deben de volver a la “escuela”, como lo catedráticos de siempre y todos los que están en la sociedad política y educativa.
  7. Era de la incerteza, la obsesión por el corto plazo. Al político se le ha consentido solo gestionar solo que de puede calificarlo para no correr riesgos en perder sus modo de vida. Solo los más osados trabajan para las siguientes generaciones y son tan escasos en cantidad como las anchoas de L´Escala.

Todo ha cambiado, las normas son otras las competencias y habilidades nuevas deben de aprenderse. Pensar en las nueva generaciones y no en la autocomplacencia y la egopatía que dan los cargos públicos (remunerados de por vida). La autoestima dejará de apoyar a quienes no se presten al cambio, en cambio crecerá en aquellos que se presten a reinventarse.