Mejorar el conocimiento es el medio para que la sociedad avance, y la historia demuestra que no hay otro. Traspasa y difundir el conocimiento, es el factor más determinante para el progreso humano. Es también el principal factor de avance para las ciencias y el crecimiento de la productividad humana del trabajo. En una época de conocimiento distribuido[1] como la actual, las empresas, <<que es dónde se crean puestos de trabajo directos>>, buscan diálogos inteligentes que las enriquezcan e inspiren para desarrollar proyectos innovadores. Esto solo es posible con trabajadores bien preparados que previamente han desarrollado su inteligencia, se han educado y adquirido habilidades para aplicar la totalidad de su conocimiento. Para suerte de los homínidos, aumenta la inteligencia de estos aprendiendo a descubrir problemas y resolviéndolos. La educación se genera con voluntad individual. La formación es una necesidad (también individual), para aprender competencias y habilidades para poder venderlas por un salario, aprovechando las oportunidades que crea la sociedad, resolviendo así la economía individual necesaria para sobrevivir. Muchos, emplean esta educación les permite enriquecerse, sobre todo si se dispone de un conocimiento singular que se transforma en un valor que aprecia y paga la sociedad de consumo.

La educación es la base para que un individuo pueda tener la oportunidad de adquirir capacidades instrumentales y con ellas poder conocer su entorno. La educación no es formación.

La formación es otra cosa distinta, es más específica, prepara a los individuos para adquirir competencias destinadas al desarrollo de su vida profesional en un sentido amplio, no sólo laboral. La formación es la respuesta al “cómo”, al “saber hacer”. La educación es la motivación a desarrollar el “saber”. No obstante la educación y formación se complementan, también en la educación se adquieren conocimientos prácticos directamente aplicables en la vida profesional y, en la formación también amplía las capacidades genéricas de aprendizaje de una persona.

España no despega en la FORMACION PROFESIONAL, porque se sustenta sobre una “educación olvidada” y sin atender el nivel a desarrollar de inteligencia de los individuos discentes . En el Reino Unido, es un ejemplo a seguir, se está potenciando más que nunca, la formación de sus jóvenes con políticas de empleo promovidas por la Admistración. Plan para aúnar las empresas y al potencial trabajador. Estimulan la educación y la inteligencia de estos. España necesita implantar una mentalidad innovadora radical y abandonar las repetidas soluciones incrementales, como está ocurriendo en los programas actuales para la formación de desempleados, donde analizando pedagógicamente ya fallan por la base confundiendo la Formación con la Educación y además, olvidándose de esta. Las oportunidades formativas no permiten en general curriculares escalables y carecen de unas titulaciones acreditativas de valor. Dos factores clave que desmotivan al alumno inteligente y con educación, para enrolarse en la FORMACION PROFESIONAL.

La importancia de una formación profesional de calidad y bien enfocada es la base para el progreso. Muy pocos dirigentes en España tiene los conceptos e ideas bien definida sobre la educación, la formación y la formación profesional y aún menos la interrelación entre estos tres conceptos… y solo hay que preguntar sobre los mismos a la mayoría de los que están gobernando las políticas de formación para el empleo que ejercen como simples compradores de “cursos de competencias”. Me atrevo a decir que hay que crear una nueva “Formación educacional” para formadores como primer paso innovador para llegar a una formación eficiente. Solo hay que analizar el número de alumnos que acaban los programas formativos y de los que terminan con un nivel óptimo de competencias aprendidas.

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[1] Henry Chesbrough