Nadie hace nada por nadie, ni tan siquiera advertir de los errores que uno pueda estar cometiendo. El las organizaciones empresariales y públicas no va haber trabajo para todos, solo sobrevivirán quienes acepten y vivan espacios formándose, asumiendo riesgo y viviendo la realidad del presente y no de espaldas al futuro. Quién así no preceda se está cerrando la puerta para las oportunidades que le permitan crear riqueza porque se impone en las empresas y muy pronto en la administración pública aquello de “tanto creas, tanto vales”.

Las ortodoxia de que “otro se preocupará de crear tu futuro” se ha desterrado del mundo profesional. Por todo ello es fácil deducir que el empleo y uso del TIEMPO es determinante, es la materia sobre la que se debe moldear el futuro. Aportar valor para progresar o más tarde que temprano prescindirán de tus servicios y quienes precipitar además esta decisión van a ser tus propios compañeros de trabajo ya que a ellos no les pasa desapercibido si actúas como un individuo vividor, farsante o caradura.

Tener capacidades y no darse la oportunidad de ejecutarlas es ser tonto o incauto. Quién no se lo perdonará a si mismo es aquél que no haya empleado el tiempo en crear la arquitectura de su futuro, cuando perviva que ha perdido la oportunidad de hacerlo, ya que solo hay un “tiempo para ordenar tu tiempo” y esta oportunidad o las condiciones colaterales favorables no vuelven.  La predisposición a resolver las incertidumbres que depara el futuro siempre pueden ser superables si uno se prepara cognitivamente para resolverlas, descubriendo que nuevas habilidades debe de aprender y fortaleciéndose sentimentalmente para ello. Nada es fácil y nunca hay una solución perfecta, por ello el saber decidir la mejor entre “todas las malas posibles” es ya progresar.

Decidir en que se emplea el tiempo (agendar) es tiempos convulsos, como los actuales, es la principal acción que deben de realizar los profesionales y las personas en particular, deben de aprovechar la oportunidad de resolver cuando aparecen por primera vez el problema y evitar que este se ponga a la cola de otros anteriores acumulados en el cajón de los pendientes. No hay que tener miedo a la incertidumbre hay que aprender a vivir con ya que las situaciones cambiantes las crean continuamente. Arriesgar y optar por la praxis de tomar toma de decisiones innovadoras, ser cautos pero no cobardes (tener coraje) y operar más con la intuición (inteligencia adaptativa) que con ortodoxia de la a racionalidad pasada.  Muchos profesionales viven en la falsa certeza de que “alguien está resolviendo tú futuro”, hubo una época que el neocapitalismo vendió esta idea basándose en que era una consecuencia de una falsa libertad para los trabajadores, nunca fue cierto pero con el poder tener trabajo para todos tapo la parte perversa de esta doctrina.

Decidir el empleo de “tú tiempo” y olvidarse de replicar los procedimientos de los éxitos del pasado porque todo ha cambiado y el futuro debe crearse con las innovadores decisiones individuales, ya sabes… ante un problema: entenderlo, capacitarse para resolverlo y tener el coraje de ejecutar la solución sin demora, respondiendo a las pregunta clave que acelera el progreso: ¿Y, ahora por qué no?  Agendar el gestionar el “tempo ” profesional y corporativo en la misma, debe de ser de tal anatomía que resuelva y asegure el futuro basándose en:

• Alternativas a los problemas; Generar compromisos asertivos con el equipo de trabajo
• Apoyar a los que a tu alrededor están en Formación Permanente
• Romper con las ortodoxias del siglo XX
• Apoyarte con los que tienen pensamiento innovador y mentalidad global
• Ser generoso en emplear tiempo para crear equipo
• Haciendo camino con los que irradian entusiasmo por progresar
• Y, sobre haciendo equipo con todos los que están dispuestos por hacer algo por los demás

Los enemigos del progreso son los sectarios, los soberbios y los estridentes, vaya esos que hablan y critican pero no crean futuro, sí los que siempre dicen que la culpa es de los otros. El futuro es un mundo que cada uno puede crearse, no siempre el imaginado, pero se retorcerá contra nosotros si no intentamos moldearlo con la más preciada materia prima que tienen las personas: EL TIEMPO.  ¡Ah! y tener en cuenta que es una evidencia de que además “no gana el más fuerte sino el más rápido”, no hay tiempo para la perfección.