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Los jóvenes necesitan construir percepciones y predecir su futuro, para lograr un empleo; conocer las posibilidades de su cerebro es determinante para conocer la realidad que les espera

Publicado por Miguel Carrión el 15 Abril 2012 18:06 en Educación, Innovación, Emprendeduría | No hay comentarios

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A los jóvenes hay que darles referencias para que puedan exigir sus derechos. La sociedad los ha engañado durante su periodo de formación, no los ha dirigido con maestría. El hecho es que no tiene trabajo y ellos pueden ser de entrada los únicos responsables. La mejor ayuda es facilitarles INFORMACIÓN, medios para una REEDUCACIÓN y FORMACIÓN orientadas el nuevo mercado global laboral, que los adultos han creado y ahí sí que es evidente que ha sido sin la participación de los jóvenes.

- Hay que activarles sus neuronas espejo para que aprendan a imitar, aprender y empatizar con otras culturas para poder predecir que es posible cambiar y transformar la sociedad partiendo de ellos mismos. Romper el acto de “no pensar”, es decir que el cerebro no haga predicciones y no construya la simulación de su estatus de vida dentro de cinco o diez años. Las universidades y escuelas de formación, deben de ayudar en esta función y para ello el primer paso es empatizar con el problema de los mismos. Levantar la vista ante los problemas y el futuro es un ejercicio que todos debemos de hacer. Protegernos de la información pobre y falsa es determinante para no desviar la mente fuera del estadio dónde se está cocinando el futuro de todos. Es nuestro cerebro quién construye la realidad, que observamos con los sentidos y los datos que obtenemos sobre cosas. Somos una máquina de predicción constante;

podemos predecir, y además de forma correcta, casi sucesos que estén a punto de ocurrir si sabemos “leer” nuestro entorno y somos conscientes de lo que sucede, pero en general desechamos el 95 por ciento de lo que ocurre. Observar y captar los sucesos colaterales que se producen al mismo tiempo que la realidad que observamos y los subyacentes es una cualidad que pocos tienen y quien lo sabe y utiliza, puede dominar la voluntad de los demás. Los problemas empujan y pueden destruirnos salvo que no nos opongamos a ellos y aprovechemos la energía que aportan dichos problemas ¡sí es posible hacerlo!

Nuestro cerebro lleva a cabo sorprendente cantidad de funciones instantáneas para construir la simulación mental de la realidad que conocemos con el nombre de conciencia. Pero hay que estar alerta, ya que lo real y lo imaginario comparten la misma fuente física en el cerebro. Una ilusión se define en psicología como lo que ocurre cuando la realidad física no coincide con la percepción que se tiene de ella. Detectar el contraste de la realidad con lo imaginario es la base de la función cognitiva. No se sabe lo desconocido, por ello no puede formar aparte de los correlatos neuronales. Detectar el contraste entre lo real y lo que uno se imagina le lleva un tiempo al cerebro analizar esta la ambigüedad, momento en que puede recibir otras percepciones e incluso una sorpresa que logra desviar el análisis de la percepción de la realidad. La mayoría de las cosas que creemos pervivir son inventadas y sobre ellas peligrosamente construimos nuestra realidad. Por eso el contraste, detectarlo y operar cognoscitivamente con él debe de ser la actividad que debemos forzar realizar para no perdernos la realidad de los que sucede en nuestro entorno de vida.

 Parar la imaginación ante hechos sospechoso (y, los políticos empleando a sus comunicadores, de eso saben mucho) es importante y hacerlo puede determinar no entrar en problemas no deseados por la manipulación intencionada de nuestra mente. Hay personas que saben influir en la mente de los demás (como actualmente los que mueven el poder financiero) y conducen “a engañados” incluso sabiendo todos, que actuan así, Quienes han decidido nuestro futuro, o por lo menos hacia dónde dirigen este los consentimos por qué nunca nos explican el final que tiene preparados para nosotros y logran que la mente de los afectados no trabaje analizando la predicción del futuro.  La información cuando es escasa y reducida, hasta el punto que no se puede percibir hasta donde llega los límites de la misma, es la causa de que la mente procese datos, pero no todos los datos, y con mucha probabilidad llegará a conclusiones realmente falsas para la realidad que puede estar subyacente, las aceptamos como suficientemente ciertas y para dejemos de pensar en ello (engañándonos nosotros mismos). Este es el ardid de los políticos para mantener neutralizados a los jóvenes sin empleo, por ejemplo es la estrategia que están empleando con ellos “aparcados, entretenidos y desinformados y otro ejemplo evidente es al caso de los financieros para mantener a los políticos sometidos ante la financiación de la deuda Soberana.

Otra cosa sería si la información fuese cero, es decir que nadie informase. Se produciría una alteración emergente del sistema de defensa instintivo de las personas, estas se rebelaría ante esta carencia de información. La gente necesita crearse un futuro, aunque sea un engaño por falso. El cerebro es cómodo, quiere dictaminar y reposar lo antes posible. Por ello quién quiere someter a otros, emplea mucha información sesgada sin valor para que la imaginación del individuo la digiera por puro instinto y le aporte confort mediante una predicción que lo retenga y apacigüe. Y, ya se queda aparcado por un tiempo. Atender y fijar en la mente datos modifica aún siendo falsos modifica la opción a tomar. 

En momentos complicados sin salida ante graves problemas, nuestra imaginación puede establecer juicios benévolos, con relatos de esperanza falsas para así ilusionarnos y evitar pensar el futuro negativo que nos espera. Saber discernir la verdad es una necesidad para la supervivencia. Pocos saben cómo hacerlo.


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