El tema de los funcionarios es uno de los capítulos de gasto más significativo, después de los gasto de la deuda pública que ya roza en lo imposible para poderlos cumplir su pago,  aun contando que se derive a  las siguientes generaciones. “El capítulo uno”, sueldos de funcionarios y trabajadores para el sector público, juntamente con la carga económica del gasto del subsidio de desempleo, son las dos partidas clave para intervenir en su reducción de forma urgente. La primera saneando los puestos ocupados por gente que no resuelve que si cobra y gasta viviendo del oportunismo y el segundo con políticas de empleo que genere puestos de trabajo.

Las retribuciones innecesarias aunque “legalmente” comprometidas, es la base del problema. En la realidad actual no se puede mantener lo inútil y el engorde de crear puestos de trabajo durante décadas bajo la permisión de todos los partidos políticos, es el mal endémico del País. Es doloso pero se va a empezar a evidenciarse “gente que sobra”, sencillamente porque no ha hecho falta nunca. Incluso en sectores muy afectados por los ajustes como sanidad y educación (en el primer caso además con el agravio de pagos de horas extras y costes por derivaciones a la sanidad privada y en el segundo con una ausencia  desmedida de las aulas de titulares académicos ) lo injusto es que quién tiene padrinos allí permaneces anclado todavía.

Es sabido que muchas plazas han tenido “sugerentes” facilidades mediante convocatorias a oposiciones de perfil restringidas o creadas por la política nepótica. Ya sería bueno para el país, dar una oportunidad de replicar oposiciones para poder reafirmar el estado competencial, como ejemplo en caso de los pilotos aéreos que deben de demostrar sus competencias de forma periódica. Dar la oportunidad de reciclarse a mediante una efectiva Formación Permanente a quién no las supere las evaluaciones competenciales con el objetivo de que se reciclen para tender nuevamente a lograr la excelencia dichos empleados públicos. en el desempeño sus funciones .

Michos sobran, ellos lo saben. Todos los que disfrutan de un puesto de trabajos arropador por el sectarismo de cargos decisores en política que solo defiende lo suyo y a los suyos. Cerrando todo tipo de libertades individuales dando prioridad a que solo existe la verdad que vienen imponiendo. Muchos son aún los de siempre, influyentes  personajes de los partidos políticos que se generaron en la puesta en marcha de la Constitución después de la dictadura. España necesita nuevas caras, nuevas mentes, nuevos pensamiento y planes de futuro. Necesita a gente joven que se trabajen ellos mismos su futuro y no pretender dárselo rumiado y pasteleado por gentes ya vistas que no dejan el poder incluso con fracasos personales acumulados.

Modernizar la Constitución es una tarea determinante para ordenar un futuro racional para España. Cuando se empezó a hacer la constitución fue una acción cerrada a unos pocos, en esa época posiblemente no podía ser de otra forma. Pero hoy revisarla en todo su contexto es una urgente necesidad. Asumirla con ordenamientos  incorrectos que no se cumplen, no es lo mismo que desear que sea valida para poder progresar en España. La Constitución se fraguó en base a las conciencia y buen saber en eso momento de quienes la escribieron, hoy ellos mismos ya la redactarían de otra manera, y así lo ha hecho saber algunos de ellos antes morir. Se gestó sin procurar molestar lo mínimo, por lo que pudiera pasar al poder factico lo establecido en dicha época.  Se retomó la monarquía borbónica por miedo para aplacar al ejercito (recuerdo que era el principal miedo en aquellas fechas). Se creó un Senado hoy con más de 250 Senadores (para 47 Mill. de habitantes). Hoy cantado que es un lujo innecesario en las actuales circunstancias económicas con representantes de todos los territorios, una figura representativa que no existe en ningún país moderno abolido. Ya en tiempos de la república en una de sus acciones de inteligencia política se eliminó. Se crea un Tribunal Constitucional, en tiendo como órganos equilibrados de desconfianzas políticas ya que una Sala de Garantías del Tribunal Supremo haría esta función por menor coste. La inventada figura el Defensor del Pueblo, (en su día recuerdo que se presentaba como un logro para asegurar las políticas sociales con origen en las izquierdas) su utilidad es obviar la figura del Fiscal si este cumple con sus obligaciones y el Abogado del Estado las suyas, estos ya harán llegara a los Jueces los asuntos bien empaquetados. Se inventó también el Tribunal de Cuentas, otro inspector de inspectores, asumiendo las actividades de los depositarios e interventores para el control económico que dependiendo del Gobierno de turno tienen bien determinado su trabajo. Se crea el Consejo del Poder Judicial no tan solo uno central sino uno en cada una de las comunidades autonómicas. Una forma de juzgas cerca de los hechos a cambio de distancia que puede perjudicar a una determinadas minorías. Y la necesidad de un protagonismo de los Sindicatos con poder para proteger a los trabajadores que estaban ansiosos de poder formarse sindicalmente para proteger sus nuevos derechos.

Toda esta tramoya legal permite al clientelismo de los partidos políticos ejercer su dictadura partidocracia y pueden justificar ante la sociedad el haber creado cientos de miles de nichos donde colocar a funcionarios y personal de confianza. Y lo peor que la mayoría de ellos están por lo que son y no por el valor que aportan.  El sentido común es gran ausente en los partidos políticos es algo que se ha empezado a proclamar para provocar sobre todo a los partidos mayoritarios una limpieza de personal que ahora con la crisis son insostenibles de mantener. La fuerza de la mayoría absoluta del Partido Popular es una oportunidad para eliminar cargas del personal innecesario por incompetente que los paga el capítulo 1 de los presupuestos. Crear unas platillas orgánicas y ajustarse a un límite en lo referente a contratación de personal a cargo de presupuestos y sus colaterales empresas públicas e infraestructuras la ubicación de la burocracia forzada.

La dinámica de la estructura de Estado hay que reinventarla, compararlas con la existe y eliminar toda la grasa sebosa. Este es posiblemente el trabajo urgente que le gobierno en el poder debe de hacer. Acción que espera la ciudadanía muy dolida por la falta de trabajo y rebajas de sus sueldos.  Por hacer un juego de cifras: En España entre los cientos de miles de funcionarios de los entes públicos y los cargos políticos de los estamentos y organizaciones nombradas pueden haber no menos de 500.000 puestos de trabajo prescindibles y con una media de coste anual entre nóminas, gastos fungibles e infraestructuras de funcionamiento un valor estimado de no menos de 150.000€ año por cada uno de estos mal empleados puestos de trabajo.

La cuenta es fácil y tiene juego alterando alguno de los factores, menos gente pero más cara por animar proyectar la imaginación:

[500.000 puestos perversos] x [150.000 euros coste/ año] = 75.000.000 euros cada año

La cantidad es de ensueño y no podrá pasar desapercibida por los “hombres de negro” el reto está en si los partidos políticos intervienen en sus propias organizaciones y se acuerdan reinventar la constitución tomando ejemplo de los países inteligentes y progresistas o asparan que el pueblo se vea obligado a actuar.