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El emprendimiento tiene depredadores, se ofrecen como colaboradores para realizar su negociete; desenmascararlos lo antes posible es un objetivo prioritario

Publicado por Miguel Carrión el 20 Junio 2013 10:22 en Emprendeduría, Artículos de opinión | No hay comentarios

Dos carasQuienes forman el segmento de emprendimiento en este país son individuos con la preparación justa para poder aspirar a desarrollar un proyecto que perciben o intuyen como una oportunidad de negocio. Aparecen en todas las áreas de actividad económica. Salvo la emprendeduría spin-off nacida de empresas matices importantes que aportan colateralmente asesoramiento y medios económicos, el resto de emprendedores actúan como “cazadores” de oportunidades en el nuevo medio empresarial desconocido. Su actividad está plagada de errores cada día (“no se puede saber sin antes aprender”) y tal situación les obligan a cargarse (el emprendedor) cada vez más de trabajo y comprometer la dedicación de escaso tiempo a resolver todas los problemas en la poliédrica actividad de crear una nueva empresa.

La escasa preparación para triunfar en lo desconocido y los pocos medios de inversión disponibles, les fuerzan a confiar en todo aquel que les tiende una mano sin más opción que aceptar los compromisos contractuales que debe de avalar con los resultados económicos futuros. Ahí, entre estos, se encuentran los oportunistas que amigablemente los vamos a denominar como: “depredadores”. Ofrecen su ayuda profesional o económica, hasta aquí bien, pero en su mente está el personal negocio que ellos van a desarrollar parasitando de la actividad del círculo virtuoso del la emprendeduría. Saben que el emprendedor (normalmente individual), no despreciará su participación inicial “maquillada” como casi desinteresada”. El emprendedor difícil lo tiene para decir que no y por ello se cuelan como inquilinos para ser parte del proyecto en gestación y tramitación. Los pícaros colaboradores saben muy bien activar condiciones genéricas ligadas con palabras, que en su momento la girarán hábilmente a favor de sus intereses, que establecen como prioritarios, se olvidan del espíritu con que llamarón a la puerta del proyecto para ser aceptados. Muchos emprendedores se agotan en este país por la asfixia de quienes transforman las facilidades ofertadas inicialmente en inasumibles consumibles. Socios, Proveedores, Empleados… que abandonan el barco a la primera señal de balanceo. El egoísmo por lo beneficios fáciles y su perverso comportamiento para aportar valor en los momentos de necesidad es su etiquetado como individuos.

La cultura de emprendimiento en este país, tiene el efecto de que muchos son los emprendedores que en vez de plantear las cosas para hacerlas, las hacen sin plantearlas. En la mayoría de los casos la actividad desarrolladora de basa en probar, errar y aprender para volver a intentarlo. Los colaboradores lo saben y aprovechan en la alguna de esta manifiesta dificultad el abandonar aún a costa de poner en riesgo el proyecto del que se desentienden dejando el “marrón” al incauto confiado emprendedor. Es el momento de tener a favor la posibilidad de abandonar y llevándose sin contemplaciones el beneficio seudo acordado como colaborador.

Los socios que abandonan las empresas exigiendo el pagos por su participación aún a costa de hacer quebrar a la misma; empleados que en su día llamarón a la puerta de la oportunidad y apalancados sus derechos se desentienden del compromiso moral adquirido; la Administración pública que promete ayudas a la emprendeduría y no las cumple y los que más abundan esos colaboradores que pidieron una oportunidad, convencieron hasta lograrla y se vuelven el peor de los acreedores autoproclamándose autoridad insinuando o llegando a la amenaza y el chantaje en el caso de que este no se avenga a sus rejuvenecidas exigencias sabiendo que el emprendedor por su valor y ética va a seguir al frente del proyecto. El emprendedor debe perfeccionar su “olfato” para saber distinguir al colaborador leal de entre los potenciales depredadores.

Mal lo tiene el emprendedor cuando debe de lidiar con estos individuos. Por ello debe de afianzar su ética y valores y no dejarse amedrantar. La realización la emprendeduría en un oficio que requiere ser: Creativo; Arriesgado; Difusor y Comunicador; Comprometido; Activo; Tener iniciativas; Líder; Colaborativo. Y, potenciar su: Espíritu crítico; Adaptabilidad y flexibilidad ante el cambio; Esfuerzo; Pasión; y sobre todo: Templanza y capacidad de análisis de la situación en todo momento.


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