¿Qué aún saliendo de la resaca del poder? Pues la verdad que aún no he salido, y saber por qué, porque nunca entré. —Responde con tono pillesco así de cortante — Periodismo y su a cambio radical, en el país de las mentiras; Jordi Évole innova y crea la comunicación disruptiva

Pues la verdad es que has roto el periodismo, ese, el de la confianza de la gente en dejar el sistema límbico de su cerebro a disposición de los demás y de ello se aprovechan los avispados políticos y neoliberales de la economía. Hasta ahora han podido gravar en el mismo, innumerables mensajes encapsulados para falsear la realidad del presente y con ello congelar la mente de la gente para no reaccionar ante la incertidumbre del futuro. —Le pregunta al periodista—.

Sí, es así. —Responde con ojos entornados y giñando uno de ellos— El objetivo de troupes de profesionales (afinados por los distintos ideales), y más aún aquellos que más cobran, es la de facilitar datos para que los ciudadanos no tengan que pensar. Congelar la capacidad de análisis de estos ante hechos, es el objetivo enmascarado, que se asuma tal cual se los presentan y pasen a formar largar colas de contentos y engañados.

¡Yo, no lo veo así!, es más, —dice—, creo que debe de actuarse de forma contraria, tal como ya ha ocurrido con la educación: “Los docentes deben de asumir un cambio total en su rol, dejar de ser depositarios y transmisores de contenidos para convertirse en guías del alumno en la búsqueda y asimilación de contenidos”. Este es el concepto de U Learning. —Yo lo veo así, le dice el periodista—. Creo que ha llegado el momento de hacer lo mismo con el ciudadano. Presentarle datos, drivers y situaciones. Qué juzgue y penalice o absuelva.

¿Ya sabes que muchos de tus colegas te están maldiciendo? ¡Sí, los oigo! —Dice el periodista—. ¡Es la envidia! de no saber cómo innovar en la profesión periodística y lo peor es que la mayoría ni se lo plantan para no jugarse su “puesto de confort”. Pero después de este trabajo, muchos de los mecenas de los intereses de los medios, los estarán mirado a los ojos con la pregunta ¿qué?, y tú qué haces, ya ves que con nuevos estilos se seduce a la audiencia.

Todo lo nuevo molesta al corporativismo y a más aún al tradicional y conservador, y no digamos a los docentes de la formación de profesionales. Gente de segunda línea que predican lo de “valor, ética y transparencia” por carecer de ideas propias del siglo veintiuno y en plena era donde la globalización es la realidad anulando lo local y carca. —Dice el periodista—. —Sí es cierto. ¡Oh, por cierto! ¿Sabes lo que dicen de ti? en centros donde dicen formar a nuevos profesionales del sector. ¡Cómo! ¿Es que hablan de mí en la universidad?—¡Ah, que curioso! —Esta vez el periodista abre los ajos de par en par—

Pues sí, y además lo publican. —Le indicamos— Pero  como podrás apreciar te hacen un favor,  aún a costa de empleándote como señuelo para “cazar matrículas” para sus cursos sobre los que hasta ahora entendía que podrían tener un chic de originalidad. Mira que dicen en su publicidad. Proponen la pregunta de “matar al mensajero”, al tiempo de demostrar que saben mucho explicando y analizan tu saber hacer. Radiografía la autora tu trabajo  cosa que a lo mejor tú nunca hubieses tenido tiempo de hacer.

Hace unos meses te comenté “Tienes un estilo disruptivo de hacer periodismo” y respondiste ¿tú crees? Pues ahí la confirmación de Ana Echeverría en su artículo académico Matar al mensajero: el caso de la Operación Palace, donde concluye con opiniones sobre  de estilo periodístico como salvas de artillería como:

• -“Évole y sus guionistas no dicen nada nuevo”. Pues ha valido para despertar a parte del pueblo dormida.

• - “Évole conoce bien el principio de autoridad”. Confunde la colaboración de celebridades que claman al cambio con unos colaboradores para mentir. Hay miles que mientes y están escondidos tras su dinero.

• - “Qué domina el código narrativo”. Faltaba más ¿es que Évole no es periodista? ¿Es que hay periodistas que no sepan hacer un story board con un leitmotive seductor?… faltaba más.

• - Juega con los principios de presunción y de familiaridad. ¡Ostas!… señora directora del postgrado de periodismos, ¿es que no es este el trabajo del periodista para llegar a las audiencia? Otra cosa es, si el mensaje es una orientación perversa para el voto político o para decidir el futuro de las familias. Cosa que para desgracia de los españolitos de a pie, cada día está en todos los medios informativos

• ¡Qué no da solución! ¿Es que alguien la sabe?

Pues con esta salida a escena el señor Évole además de nombrar a la “bicha”, se ha puesto tan cerca de ella que por poco le muerde o ya le ha mordido. Por cierto, justo este tema, podría ser el mejor final de un curso postgrado como periodismo de investigación que le hace falta al país.

Comentar que Évole es un “travieso” desde el confort de una dirección de un postgrado es atreverse a realizar piruetas en el trapecio sin red o creer en la falsa seguridad de una línea Maginot. Hablar de: antivirus, inmuniza o antídoto…, términos todos, como si se tratara de una pandemia y al fin y al cabo, se trata de un trabajo con un final de éxito. Ha logrado reunir una audiencia que podría ocupar las localidades de más de cincuenta campos del Barça o formar una cadena humana de más de cuatro mil kilómetros. Y lo que no llego a entender es comentar lo de la “voz masculina”, efecto maléfico como si esta fuese parte de un exorcismo.

Este esto es periodismo disruptivo, que se puede digerir y aprender a que no todo lo que dicen la gente de la profesión y menos los tertulianos es lo correcto. Évole si ha hecho algo que lo dignifica ha sido el NO MENTIR aún a costa de explicar una hipótesis “posiblemente falsa”.

La gente está harta del “más de lo mismos” con los mismos y donde siempre. Cosa que no nos lleva a ninguna parte. ¿Verdadero o falso?… ¿existe Jordi?… ¿es virtual esta entrevista?…