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¿Catalán nacionalista o patriótico, tú qué eres? Solo los patrióticos suman para infundir poder a la inteligencia colectiva de Catalunya
Estas fiestas familiares son propicias para crear espacios donde reflexionar sobre temas sensibles. Es también momento de acordarse de los que no están con nosotros y nos han dejado un ejemplo de vida. También es oportunidad de analizar hacia dónde vamos y cómo superar la complejidad de la sociedad actual que se ha roto con la “no ética” de algunos políticos. Para catalanes, hacia un fin desconocido y aún embobados por las tropelías de la burguesía de siempre, cebada en la codicia por defender su feudo por encima de todo y de todos.
Los catalanes tenemos condiciones complicadas, No somos demasiado simpáticos, si un poco cerrados y muy sentimentales, natos trabajadores y un poco “sumia truitas”, como explica el sociólogo y pensador Salvador Giner. Desde fuera a los catalanes nos ven con mucho respeto y generamos comunidades de catalanófilos que siguen con interés la evolución cultural catalana. No salimos tan bien parados desde España nos ven demasiado ingenuos aunque algunos nos miran con admiración, españoles a los que no les interesamos para nada, nos ignoran, no somos ni tan siquiera un trocito de su mente política y algunos de los que no nos conocen nos miran con desprecio <sobre este último punto, amigos que siguen el blog, me dicen que no es así, pero hay que ser catalán para vivirlo>.
También muchos catalanes no saben si son nacionalista o patriotas, que no es lo mismo. Esta es justamente una duda que estos días se puede prestar, para pensar y resolver. Querer a tu país es ser nacionalista y quererlo de verdad es ser patriota, (aclara el profesor), la educación individual y el comportamiento social tamiza ser una cosa u otra. Por poner ejemplos: ¿Son patriotas?… Los Millet, los Prenafetas, los penados del “caso Pallerols” o el clan Pujol al completo o son simples delincuentes, envueltos en la bandera del nacionalismo. Por su comportamiento no llegan ni a ser corsarios a favor del poder fáctico capitalista. Este gente ha “trabajando” solo para su codicia personal. Esto es lo que hace daño a Catalunya, tanto pirata de rapiña. Esto afecta, por lo menos me afecta a mí, es una indefensión ante las críticas de otras culturas. ¿Es posible que por eso, los catalanes seamos inseguros por naturaleza? En el interior tenemos rabia contenida y el efecto es el de que ofendemos con una facilidad tremenda. ¡Qué vergüenza! me da cuando veo, que políticos pegados al pesebre de sus privilegios que pagamos con dinero público, los defiendes o ignoran. ¿Cómo puedes explicar que “catalans de la seba” en primera línea aún de la “MARCA CATALANA”,
no dimitan, amparados en la presunción de inocencia? ¿es que no sabían lo que pasaba? ¿es que piensan que el catalán de a pie es tonto?… Sobre esto voy a pensar estos días para procurar salir del síndrome de Estocolmo. Año 2015 debe de ser el año de la VERDAD.
En Catalunya ha fracasado la “oportunidad para todos”, espacio que han corrompido estas indignas personas que han fulminado años de lucha democrática de la gente del ciudadano simple que se ha dedicado a trabajar y con ello a “crear país” y los especuladores empleando las herramientas del capitalismo construyéndose oligopolios y monopolios para su uso y disfrute, con su insensibilidad social y humana.
En Catalunya falta mucha “Inteligencia Colectiva” para aprender la “desobediencia” para con los caciques que mueven su economía, la que surge con el trabajo del proletariado como medio final para crear riqueza natural, no especulativa. El catalán obedece demasiado, comenta el profesor Giner, (al que no le gusta el tuteo como síntoma de falta de respeto a lo culto). Aprender a quién obedecer, es el reto del momento actual y estas fechas, son propicias para elucidarlo. El catalán debe de aprender a decir ¡NO! a esos egópatas sinvergüenzas amparados por la autoridad que le privilegia votos “pillados” al ciudadano demócrata despistado por la perversión del sistema de listas cerradas en la elección de quienes van a administrar su futuro a través de los impuestos. Hay que aprender a decir que NO a las listas cerradas y que no nos engañen con que esto no puede arreglarse.
Con la inteligencia colectiva debemos de educarnos en la virtud del civismo para aunar ideas y desbancar a los malos. Porque de esos se trata, de que los buenos desenmascaren a los malos y expulsarlos del Estado del bienestar del que se han lucrado hasta saciarse, poniéndose al descubierto en paraísos fiscales. Es tal la obediencia de muchos catalanes, con la impuesta educación por años de no levantar la vista, que las tropelías las califican como “casos personales” y no como conducta maligna por parte de gente insolente en la sociedad de todos: La catalana.
Educar y trabajar en recuperar la inteligencia colectiva. Promover la capacidad de civismo y de regenerar la ética política o no podremos disfrutar de una democracia parlamentaria viva y sana. ¿Quién puede ayudar en consolidar este propósito? La clave está en los juristas y tribunales que de una vez por todas potencien sus medios y persigan a los delincuentes. La sociedad en si es una abstracción, no existe, es un concepto. Son los ciudadanos quienes ponen nombre y apellidos a “su sociedad”. Los ciudadanos patriotas han de descubrirse entre los nacionalistas por “querer a Catalunya”, ahora son los que hacen falta para crear una comunidad progresista con tendencia igualitaria.
Si estos catalanes quieren Catalunya será un Estado dentro de la Unión Europea. La revolución social ha empezado y los políticos deben de empezar a hacer otro tipo de política, con su fuerza para la gobernanza, las leyes y los efectivos de la Admistración pública. La admistración pública, ya se percibe, va a ir a remolque de la sociedad, igual que los políticos. Aprender a fraternizar con la ciudadanía actual, a comunicarse con ella y a potenciar su inteligencia colectiva, es algo imparable que va a exigir la ciudadanía para lo que de forma instintiva, se está preparando. La primera acción es prescindir de los políticos no meritocráticos, denunciar las corruptelas y apoyar a los juristas en su trabajo independiente.
Pues a de todo esto invito a pensar en estos días. ¡Felices Fiestas ¡
Imprimir - 22 Dic 2014 Miguel Carrión 3872 visualizaciones