P1010977Los ciudadanos que los votaron ahora deben de valorar con exactitud si han cumplido el programa que los sedujo. Los políticos lo saben y también y temen el nuevo juicio competencial, dependiendo este para volver a contar con su confianza y con ello el voto en las próximas elecciones.  Es el momento del marketing preelectoral y poner todo el ingenio para volver a deslumbrar al ciudadano.  Para ello la acción más inmediata es adelantarse al ciudadano y pueda analizar por su cuenta la bondad de la consecución de objetivos. Para ello, el cargo electo que aspira a ser nuevamente elegido, debe de preparar varias andanadas de publicidad focalizadas a poner  en primera línea solo el “escenario cosas resueltas”; destacando esta  cantidad de cosas por encima de todo lo demás y poder recrear el dato de proporcionalidad comparativa que favorable. Es una forma sesgada de  llegar a la conciencia del ciudadano; cifra core en los próximos discursos políticos. Obviar los comparativos basados el el “peso de interés” de lo transcendental para el futuro del municipio, como puede ser la política en la creación de puestos de trabajo para los ciudadanos en paro, por poner un ejemplo.

La “publicidad escrita  con los lo bueno” y difundirla para sus afine,  es el primer objetivo  de quienes eludir la transparencia mostrando la totalidad de la actividad municipal. Un arma de convencimiento (lo escrito da fe) los titulares de un texto, llegan al cerebro de las personas y desencadenan crear nuevos pensamientos sobre intención de voto. Si el mensaje está “bien trabajado”, la información y permite obviar lo no resuelto o hacerlo transparente para la gran mayoría que no percibirán la información con las cosas no resueltas. Quienes vivan la realidad comparativa de todo lo prometido añadiendo los problemas surgidos durante los cuatro años de legislatura, son quienes disponen de información válida para validad la gestión realizada. ¿Por qué los políticos actúan así, sesgando parte de la presentación de resultados? Solo lo justifica amparándose en la “ley de la conservación del poder”. En base a ella, se centran en no mover pieza y menos informar adrede,  de nada que ponga en riesgo la permanencia y poder perder el poder.

 

El segundo objetivo es clave para los nuevos candidatos electos. Se basa en lograr deslumbrar a los potenciales electores, con un nueva "lista" de objetivos para la siguiente legislatura. Complejo tema por las actuales limitaciones y políticas de austeridad presupuestaria local. Los nuevos cargos electos deben de promover cosas para mejorar el Estado del bienestar que afecta a la clase media y  trabajadora en su ámbito local. Para lograr la atención de los electores, tienen que ejercitar el pensamiento innovador para crear nuevas y originales realizaciones y desarrollar soluciones a los problemas que no se han resueltos en la legislatura. Si los políticos no actúan con esta transparencia elemental, (de la que tiene derecho el ciudadano),  todo su plan de marketing publicitario los opositores políticos se lo van a echar en cara.

La publicidad basada en un optimismo sin base real y el obviar presentar a la ciudadanía los problemas no resueltos. El problema de quienes anteponen su  irrenunciable la voluntad de seguir en el poder, son políticos ambiciosos y líderes en prepotencia; su ardil  publicitario lo centran en informar solo al segmento de ciudadanos afines y controlados por ellos se acogen al dicho de…”solo se debe de luchar, allí donde existe la seguridad de ganar”. No trabajan para la ciudadanía, solo para sus incondicionales, creyendo que lo ha ha sido útil en pasadas elecciones, se replicará en las próximas. Quienes opten por esta pedagogía política están alterando la ética y democrática. Utilizan la elecciones en su interés personal por ganar obviando la obligación de aportar beneficios a toda la comunidad en general. Todos los ciudadanos deben de disfrutar de información transparente de las situaciones para poder decidir “entre todos” generando mayorías de opinión y NO MINORIAS controladas solo para el fin electoral. Hasta aquí puede llegar de publicidad perversa por la que puede optar un candidato electo afectado por su egoísmo. El siguientes paso es ofrecer sea lo que sea en su “publicidad verbal” utilizando las propuestas de sus adversarios políticos y añadiendo por su cuenta el perverso: "nosotros más".

Estas son algunas de las estrategias para la publicidad, que hasta ahora han funcionado. Muchas son,  menos la lógica y simple la de PEDIR AL CIUDADANO qué es lo que necesita y con ello hacer el programas electoral. Es el momentos que surge la necesidad de la participación ciudadana, agotada por “el más de los mismo”, y repitiéndose  el mismo estilo de gobernanza año tras año con las mismas personas en el gobierno. Los políticos y sobre todo en el ámbito local no se abren para el cambio y esperan seguir gobernando sin innovar.  Se limitan los apalancados cargos electos en el poder a pedir a los ciudadanos una fe ciega en su “saber hacer” y ante su figura de “imprescindibles”… este proceder, me recuerda un pasaje de san Agustín rechazando la controversia pelagiana … “Para Pelagio, el Dios cristiano era un Dios que exigía una obediencia inexcusable a sus mandatos. Y si esto era así, era porque alcanzaba la perfección moral, la santidad, no solo era posible, sino obligatorio. Su principio para resumirlo de forma esquemática: si Dios ordena algo, el cumplimiento estricto de esa orden es imperativo; las órdenes de Dios no son negociables o matizables; si la realización de los mandamientos divinos es obligatoria, quiere decir que es posible; quién así lo haga, será recompensado con la beatitud, mientras que quien falle en su cumplimiento será condenado al suplicio. Todo esto adolece, según san Agustín, una ingenuidad psicológica de las filosofías paganas, y que sobre las mismas había subrayado el abismo que se abría entre la conciencia de la deseabilidad de un objeto y el movimiento de la voluntad hacia él: el hombre puede querer, pero no puede querer su querer”.

Aquéllos políticos que se consideren no profesionales, incluso algunos lo proclaman como un impulso incontrolado de autoestima, y hayan permanecido una o más legislatura ejerciendo poder público, deben de reconocer que ya han cumplido sobradamente con la sociedad (por ejemplo el alcalde y alcaldesa de Barcelona y Valencia) deben de dejar paso y esperar ser premiados por su labor. Esto sería posible si no fuesen obsesos por el poder. También todos aquellos que publicitan que ya han llegado en el desempeño de sus cargos con el  grado de excelencia (competencialmente es el sumun ), deben de retirarse para vivir su éxito y dar paso a siguientes generaciones. Llegar al nivel de excelencia, es ya haber dado ya el ciento por ciento de sus servicios a la sociedad. Otros se posicionan la su hipótesis  de que son imprescindible para que el ayuntamiento no se hunda. Otra forma de  usurpar un cargo y lo peor de este caso, es no entra en sus cabales el formar a un potencial sucesor como barrera para apalancar su puesto político.

Muchos ciudadanos tienen recursos disruptivos ajustados a los nuevos valores que requiere a problemática actual. Si los cargos electos agotados deciden traspasar sus cometidos pueden hacerlo con los siguientes pasos: 

1.- Delegar los cargos compartiendo de forma intensa la información y el conocimiento.; 2.- Comunicar a los stakeholders con tiempo suficiente al nuevo candidato; 3.- Desarrollar un plan de transición por escrito y hoja de ruta que asegure el traspaso;  4.- Comunicar a la toda la organización para proyectar estabilidad el plan de transición; 5.- Crear reuniones cara a cara con todos los empleados influyentes con responsabilidades; Ayudar a realizar una valoración de candidatos.

El poder es un caramelo que crea dicción. Es un espacio que una vez conquistado cuesta mucho de dejar que lo “disfruten” otros. Hasta el sufrimiento vivido intentando solucionar problemas, se torna positivo por el efecto de la adrenalina consumida. Es el momento decisorio: ¿me quedo? o ¿me marcho?… Las ínsulas de querer seguir en el poder, distorsionan las verdaderas causas de los errores y fracasos cometidos llegando a cegar la capacidad parcial del análisis de resultados. Una prueba inequívoca de error competencial es no haber logrado  dirigir con eficiencia los efectivos humanos bajo sus órdenes, y más si estos son empleados públicos (que tiene el deber público del servicio al cliente-ciudadano). A todo esto se suma el factor de si hay  en la gestión del cargo electo prebendas dinerarias, que enjuagan la economía personal. Estos ingresos (legales y justificados)  para algunos cargos electos es otros  anclaje  para “seguir” y ver cómo afinar su marketing personal y que todo esto pase desapercibido en la campaña para las elecciones municipales.

Los cargos electos tienen que así se comportan tienen en su pensamiento "poder del deseo", su conciencia les pide seguir mandando, su cerebro los engaña con que son imprescindibles, no permitiéndole de forma voluntaria dejar el cargo. Los supera su "deseo de poder". Es una aseveración que explica José Antonio Marina, y dónde hace hincapié en el hecho de que el poder es la manifestación primordial de un deseo personal que se enfrenta a otro. Lo mismo que Maquiavelo y Spinoza, quienes aseveran que la esencia del hombre es el deseo y que es necesario cultivarlo. Si bien es posible admitir que el hombre es el territorio de deseos propios y ajenos, no obstante, debemos también reconocer que estos deseos personales, que surgen sin cesar en la selva de nuestros pensamientos, son la principal causa de nuestros sufrimientos. Asimismo, es quizás peligroso compartir el postulado oscuro de que el deseo y en particular el deseo de dominación es la esencia del ser humano.

Y, mientras tanto, los ciudadanos en general creen que “alguien piensa en ellos”… Sobre todo en aquellos que asumen posiblemente sin darse cuenta, el papel del "babau útil" por definir de alguna forma la ingenuidad. La publicidad y el márketing perverso se diseña para que “no puedan pararse a pensar”.  Y, con todo esto ¿Quién sale ganando? en el reparto del "melón" electoral.

Las elecciones municipales es una lluvia de poder que empapa a ciudadanos y los trasformar en individuos empoderados por su derecho al voto. Muchos candidatos asumen las responsabilidades de una gobernanza, creyendo que d la sociedad y su conciencia no les pedirán cuentas de sus actuaciones. Los ciudadanos no deben de permitir que los políticos prepotentes y con ellos egoístas de poder, les hipotequen el futuro. El medio es exigir TRANSPARENCIA TOTAL y ninguna  PUBLICIDAD MANIPULADA. .