X_Ca la dolores… El funcionario de carrera… “Al funcionario no se le escapa nada si él no quiere”… “El funcionario público no puede caer en la hipocresía y que esta lo manipule”… “la aplicación de ley vigente debe de ser la norma habitual de su trabajo”… “Los políticos deben de velar por la formación permanente de funcionarios con el objetivo mantener una mejorar continuada de su conocimiento ”… “autoculpe en el caso de fracasos en la gobernanza de la que es él parte cuando en la mayoría de los casos”… “¡Rendirás cuentas a las siguientes generaciones!”…

Los funcionarios públicos lo saben todo. No hay nada que ocurra a su alrededor que sea incorrecto y ellos lo ignoren. Su conocimiento profesional y el rodaje de haber trabajado en muchas legislaturas para políticos representantes de todo tipo de ideales (sobre todo en Catalunya), los consolida como verdaderos expertos en saber discernir si la gobernanza que ejerce un determinado político y sus afines colaboradores en sus actuaciones es de legal o perversa. El funcionario de carrera, hoy es una necesidad que se focalice a cumplir con establecido, reglamentado y legislado, sin dejarse corroer por los políticos de turno. Los funcionarios deben de establecer un canal de información dirigido a la sociedad cuando tengan limitaciones en el desarrollo honesto de sus funciones.

-Al funcionario no se le escapa nada si él no quiere. Muy pocos “se las pueden dar con queso” salvo que él se preste a ello por conformismo y acomodamiento. No deben de prestarse a estrategias de distracción por parte de las élites y cargos políticos para misiones o la realización de trabajos injustos con consecuencias para el administrado. Nunca debe de aceptar el funcionario ser parte del problema en los conflictos entre políticos y ciudadanos, no deben de asumir situaciones que fuercen los políticos para beneficios partidistas. Deben informar a la ciudadanía si ello ocurre las TICs tiene herramientas efectivas y si se requiere anónimas para ello.

-Solo la aplicación de ley vigente debe de ser la norma habitual de su trabajo. No deben de aceptar ni ser cómplices de despilfarros por parte de los ejercitantes políticos y deben de denunciar los hechos a sus cargos decisores superiores. La ejemplaridad debe ser la consigna entre la comunidad de los empleados públicos, Nunca caer en la hipocresía de asumir que es correcta su actuación si ve que en su entorno político de falla en la gobernanza. No deben de consentir que los políticos entrantes los traten como criaturas sin conocimiento y nunca prestase a obviar la aplicación de su conocimiento y competencias en los trabajos encomendados. La mayoría de las estafas evidentes hoy por parte de cargos políticos no hubieran progresado si los funcionarios del entorno no hubiesen actuado obviando lo evidente.

-Muy pocos políticos en sus primeras intervenciones cuando ganan las elecciones están en certera disposición de discernir con claridad sobre “falsos negativos y falsos positivos”, hay la intervención de funcionario de decisiva para el inicio de toma de decisiones en sus áreas correspondientes.

-Los políticos deben de velar por la formación permanente de funcionarios con el objetivo mantener una mejorar continuada de su conocimiento como el medio para el construir y desarrollar sus objetivos. Cuando esto no ocurre es el indicio de que el político prefiere la ignorancia y la mediocridad primer indicador de que va a desarrollar un gobernanza perversa. El funcionario no debe de aceptar que el sistema de la administración no les ayude en su formación personal-profesional durante toda su vida, no adquirir nuevas habilidades es limitar la innovación en el desempeño de las funciones y aportar por la mediocridad con el riego de caer en la complacencia ante los actos de sus mandos políticos. El siguiente paso si no se enriquece el funcionario con “conocimientos modernos” es optar por autoculpe en el caso de fracasos en la gobernanza de la que es él parte cuando en la mayoría de los casos la causa es la insuficiente inteligencia, desconocimiento de la materia, falta de capacidad resolutiva y el primar los interesas partidistas por parte del cargo electo político. El funcionario todo esto los ve, lo sabe y si lo asume le puede afectar a su personalidad. Solo el coraje para enfrentarse a los políticos errados dignifica al funcionario.

-El poder del político como desde el ciudadano se percibe se dedica a  “utilizar” al funcionario en vez de “apoyarse” en él. El origen de esta situación radica en que al empleado público ha sido durante décadas (en muchos casos) un afín colaborador de los políticos en vez de ser un apasionado y fiel defensor del ciudadano. El ciudadano solo ha contado para lograr su voto acosado por una estudiada manipulación mediática y mullirlo para que pagase tributos. Es el gran problema de España. ¿Cómo es posible? qué con un cuerpo de funcionarios alta mente cualificados se hayan podido tejer tramas de delincuentes afiliados y aliados a la política sobre todo en la CC.AA. de España. El funcionario público no puede caer en la hipocresía y que esta lo manipule y lo paralice ante las acciones ilegales san individuales o partidistas por partes de los políticos. A la distancia del ciudadano de a pie se pregunta ¿qué hace el funcionario? ¿No defiende mis derechos? ¿Sí cobra del pueblo, cómo es que no trabaja para el pueblo? Lo que ignora el ciudadano de base es que los políticos en la mayoría de los casos, establecen un sistema de control y aplican un contundente poder decisorio sobre los funcionarios, para amordazarlos y sean colaboradores como actores ignorantes los planes de acción. El funcionario de España, hoy de hace el limpio ejercicio de reconocerse a sí mismo, llenarse de coraje y decidir enfrentarse a la realidad de ejercer de forma honesta de sus responsabilidades como administrados le función pública. Cambiará el valor del Sector Público crecerá en valor social. Justo lo que ahora se necesita. — Creo profundamente que la revolución que debe de surgir en España para re-progresar debe de partir de la involucración de los FUNCIONAROS —.

-Es inaudito que aún detectando errores en la administración y relatando los mismos, un buen ejemplo de ello es el análisis en el  1997, copilado por Rafael Bañón y Ernesto Carrillo : “La nueva. Administración Pública.” Leer y sorprendente aún está casi todo por hacer. Tanto el Sector Público como el Sector Política lo han obviado. En el funcionariado los cargos decisores, por el bien de todos, debe reaccionar sin más demora, crear colectivos y mentalizarse en aplicarse el mismo resero que los demás profesionales del país para transformarlo, en lo referente a trabajar, formarse para modernizar su pensamiento, no aceptar que se renuncie a su utilidad para el progreso y armarse de coraje para que su ámbito no sea origen en tolerar actuaciones perniciosas para la sociedad. Sí alinearse con los políticos para construir progresando. Ser el valedor más fiel guardián de los intereses de los administrados (el pueblo) y perder el miedo a enfrentándose con aquellos cargos electos que en su comportamiento se les vislumbre indicios de derroche o maquilladores de delitos. El funcionario debe de buscar la verdad y poner su conocimiento al servicio de la sociedad en general y abogar por el conjunto universal y sencillo de los principios morales.

-Los cargos electos políticos , llegan, se aposentan y pasan. El funcionario permanece, por ello debe de estar en formación permanente, estudiando y desarrollando ejercicios clave para mejorar en su conocimiento. ¡Funcionario! Si empleas menos de un diez por ciento de tu tiempo en formarte y en transmitir conocimiento a los demás, con el fin de mejorar el valor de los demás (gestión del talento). Lo que están haciendo es vivir a costa de la sociedad y estás tu realidad es que estás viviendo injustamente de ella. Pero al fin un día… ¡Rendirás cuentas a las siguientes generaciones! por lo menos en tu conciencia. Las actuales hemos sido cómplices de romper el Estado del bienestar, hay que asumirlo, somos parte del problema por permisivos ante la evidencia del viciado sistema  en la gobernanza pública y política. Y, ¡Ya lo estamos pagando!