Emprendeduría, Artículos de opinión
Mentes brillantes, ojos despiertos y no avaricia y ausencia de talento; para levantar la “Economía de la Educación Profesional”
Las personas que tienen talento lo irradian, se percibe porque lo viven en su día a día desarrollando su profesión en la empresa, universidad o en la administración pública. Otras muchas pasan desapercibidas ocultándose ante la sociedad por ser cómplices de la ineficacia, parasitismo o creadoras de reburocracia en la función pública. Cuando las cosas se ponen difíciles, como ahora en España, hay que analizar y retroceder en aquellas acciones que han incubado las consecuencias perjudiciales y tener muy en cuenta que las cosas ocurren son hechos gestados y provocados por las personas que los protagonizan de forma individual o colectiva. Difícil lo tenemos si no podemos identificar las personas causantes de los tres males más extendidos en la sociedad actual: La especulación en negocios financieros, la sociedad de la educación hundida en fracaso escolar o el caos en gobernanza en que todos mandan y nadie gobierna.
Cuando el talento es el motor de su avaricia en la economía de mercado, se olvidan los intelectuales y científicos de que deben de trabajar para mejorar el conocimiento de las nuevas generaciones y los cargos decisores públicos de que su causa de existir es trabajar para la ciudadanía, es cuando se descompone el progreso (del que ya nadie habla). Quienes generan esta situación creen que la gente está “aborregada”, sí aquellas grades mayorías que esperan que “alguien” le solucione sus modus vivendi). Y, también las personas “atocinadas, esas que han dejado de lado a la educación y la formación, emburradas por el atontamiento del deporte cada día, los programas de TV y las tertulias de avispados testaferros de políticos. Dos situaciones engañosas que no pueden permanecer impunemente por tiempo indefinido manteniendo el Estado de bienestar, falso en su base, ya que solo sería posible si fuese la consecuencia del trabajo colectivo, basado en el conocimiento y en la realidad de la economía del “fabrico, vendo y compro” para disponer de puestos de trabajo sólidos en el tiempo.
23 Sep 2011 Miguel Carrión