Durante los últimos días he trabajado con mi sistema cognoscitivo para el ordenamiento y valoración de los nuevos proyectos innovadores diseñados para paliar los sucesos de la crisis, ejercicio que recomiendo a todas las personas con responsabilidades en su empresa o familia que no aceptamos dejar nuestro destino a espera de lo que ocurra. Se trata de valorar la situación, visionar posiciones y actuar de forma innovadora, que ya sabéis que para mi es evolucionar con lo que se sabe hacia otros segmentos y no confundir con inventar nuevas actividades que ahora son un riesgo no asumible para quienes tenemos a nuestro cargo el futuro profesional de colaboradores. Pensar neuroeconomicamente y con visión global.
La neuroeconomía, entendiéndola como la aplicación de la inteligencia emocional en la toma de decisiones, es la mejor aliada en estos momentos. Hoy, con pocos datos reales y además en poco tiempo, que lo debemos de utilizar como materia prima fungible, debemos decidir por la mejor opción de las todas las malas posibles que presenta el mercado. Es el momento de forzar nuestro cerebro para acertar en la decisión de emplear nuestro talento y medios para solucionar la “egoeconomía” para nosotros y nuestro entorno vital. Descubrir la mejor solución no es un hecho casual ni espontáneo
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La crisis agudiza el ingenio del emprendedor para detectar oportunidades y transformarlas en nuevas unidades de negocio; muy difícil papeleta que solo él puede resolver para que sus ejecutivos puedan planificar, presupuestar, organizar y controlar una vez que entra en fase de desarrollo. El emprendedor se encuentra solo ante el maldito tsunami de la crisis. Debe como un acto reflejo, imaginar nuevas posibilidades para su empresa con nuevos productos y llegar a nuevos mercados. Nadie le ayuda al emprendedor….jpg)
